martes, 6 de diciembre de 2011

CORTAZAR, Un film de Tristán Bauer


A propósito de Julio Cortázar, de su vida y de su obra, recomendamos el documental hecho por Tristán Bauer  del año 1994.

El poeta propone su epitafio

Por haber mentido mucho ganó un cielo    
mezquino, a rehacer todos los días.
Por ser traidor hasta con la traición, lo amaban
las gentes honorables.
Exigía virtudes que no daba
y sonreía para que lo olvidaran.
No vivió. Lo vivían, un cuerpo despiadado
y una perra sedienta, Inteligencia.
Por no creer más que en lo bello, fue
basura entre basuras,
pero miraba todavía el cielo.
Está muerto, por suerte. Ya andará
algún otro como él.

Julio Cortázar, Último round (Tomo I), Siglo XXI, Madrid, 2009 (1969), pp. 248-271.

El Sueño





El sueño, esa nieve dulce
que besa el rostro, lo roe hasta encontrar
debajo, sostenido por hilos musicales,
el otro que despierta.
Julio Cortázar, Último round (Tomo I), Siglo XXI, Madrid, 2009 (1969), pp. 54.

La muñeca rota

AVISOS CLASIFICADOS
JUGUETES
¿A la nena se le rompió la muñeca?
Sin compromiso, consulte p. 248.
tomo I.


FRAGMENTO

"A lo mejor estas páginas interesan a un cierto género de lectores de 62, en la medida en que les definirán mejor algunos rumbos o les multiplicarán las incertidumbres, maneras quizá equivalentes de llegar a un mismo destino cuando se navega por aguas de doble filo.
Fotografías tomadas por Julio Cortazar

Es sabido que toda atención funciona como un pararrayos. Basta concentrarse en un determinado terreno para que frecuentes analogías acudan a extramuros y salten la tapia de la cosa en sí, eso que se da en llamar coincidencias, hallazgos concomitantes - la terminología es amplia. En todo caso a mí me ha ocurrido siempre cumplir ciclos dentro de los cuales lo realmente significativo giraba en torno a un agujero  central que era paradójicamente el texto por escribir o escribiéndose. En los años de Rayuela la saturación llego a tal punto que lo único honrado era aceptar sin discusión esa lluvia de meteoritos que entraban por ventanas de calles, libros, diálogos, azares cotidianos, y convertirlos en pasajes, fragmentos, capítulos prescindibles de eso otro que nacía alrededor de una oscura historia de desencuentros y de búsquedas; de ahí, en gran medida, la técnica y la presentación del relato. Pero ya en Rayuela, previsoriamente, se aludía al consejo de Gide de que el escritor no debe aprovecharse jamás del impulso adquirido; si 62 había de intentar años después una de las posibles vías allí sospechadas, era preciso que lo hiciera inauguralmente, provocando y asumiendo los riesgos de una tentativa por completo diferente. Nada tengo que decir sobre el fondo del libro, que el lector probablemente conoce de sobra; y sin embargo es posible que ese mismo lector no haya advertido que su escritura prescindía de toda adherencia momentánea, que las remisiones a otros puntos de vista, las citas de autores o hechos simpáticamente ligados a la trama central, habían sido eliminadas con vistas a una narración lo más lineal y directa posible".


http://www.dailymotion.com/video/x6eyfl_julio-cortazar-yyy-yyyyy_creation


Julio Cortázar, Último round (Tomo I), Siglo XXI, Madrid, 2009 (1969), pp. 248-271.

jueves, 1 de diciembre de 2011

Se dibuja una estrellita

Se dibuja, así, una estrellita en lo alto de la página, y el campo operatorio queda claramente demarcado. La mano que empuña el bisturí desciende hacia una carne todavía virgen, la blanca piel que va a hendir mientras el cirujano escucha como desde muy lejos la profunda respiración del tiempo amarrado, anestesiado. ¿Pero quién duerme, quién escucha? Se entra ya en la trampa de otro dormir en el que se sueña que nos despertamos para empezar a escribir. Los verdaderos eslabones están como siempre en otra parte, de nada vale prever la danza porque todo se trunca, el bailarín es bailado, lo de abajo toma el lugar de lo de arriba y lo mima. Las cosas estaban tan bien calculadas, las dosis exactas, la luz precisa, el pentotal tulminante, la estrellita que habíamos dibujado en lo alto de la página. Nada había sido omitido para que esta blanca epidermis inviolada franquease el umbral de la iniciación entre balbuceos, rubores, efímeros rechazos. El sacerdote estaba ahí, ordenando los ritos. Todavía sigue inclinado sobre la víctima, multiplicando rabioso las incisiones oaralelas. ¿Pero quién cumple realmente la tarea? ¿No hay nadie que le diga que también él está amarrado por las bandas de la oscura momia, por la sangre podrida de la raza que se obstina en destilar palabras que él escribe bajo la esplendorosa ilusión de la libertad?




Julio Cortázar, Último round (Tomo II), Siglo XXI, Madrid, 2009 (1969), pp. 17-18.

lunes, 28 de noviembre de 2011

Julio Cortázar habla de Último Round



Si “La vuelta al día” llevó a decir a muchísimos críticos que se trataba de una “obra menor” (con esa especie de autozarpazo vicario que se pretende provocar en el autor-mayor bruscamente degradado por el mismo autor-menor, en un acto que participa de la autofagia, el masoquismo y otras agresiones), imagínate lo que se podrá decir de un nuevo libro que no tiene en cuenta para nada tan aleccionante advertencia. Por supuesto, detrás de esta noción de obras “mayores” y “menores” se esconde la persistencia de un subdesarrollo intelectual. 

Todavía no hemos conseguido liquidar del todo la noción de que una obra (¡huna hobra, doctor!) tiene que ser “seria”; es inútil que una nueva generación de lectores les demuestre diariamente a los magísteres de la crítica pontificia que sus tablas de valores están apolilladas, y que la “seriedad” no se mide por cánones que huelen de lejos a un humanismo esclerosado y reaccionario. Mientras la nueva generación elige resueltamente a sus autores, prescindiendo con una espléndida insolencia de los dictámenes que emanan de las altas cátedras, los titulares de estos venerables mausoleos siguen hablando de géneros, de estilos, de contenidos y de formas como si las grandes novedades bibliográficas de las últimas semanas fueran “La montaña mágica” o “Canaima”. Vos dirás que exagero, y por supuesto que exagero porque para llegar a una esquina siempre conviene mirar un poco más lejos y entonces la esquina te queda ahí no más cerquita. (…) En todo caso ya verás que este libro será agredido por la Seriedad y la Profundidad y la Responsabilidad, todas esas gordas que se tiran a los ojos con las agujas de tejer. Qué querés, eso viene de nuestro pecado original: la falta de humor.


“Cortázar cuenta su round final”. Entrevista de Arnaldo Orfila a Julio Cortázar en la revista Panorama, nº 136, 2 de diciembre de 1.969.

domingo, 27 de noviembre de 2011

Mal de muchos ...

A lo mejor a usted le sirve de consuelo enterarse concretamente de que los argentinos o los bolivianos no somos  los únicos (con otros veinte o treinta países y paisitos del tercer mundo) que padecemos la ingerencia norteamericana en nuestra así  llamada soberanía. Desde luego si ese mal de muchos le sirve de consuelo, no tengo nada más que decirle o a lo sumo regalarle un babero; pero como tiendo a esperar que le suceda precisamente lo contrario, aquí va sin comentarios un texto firmado por Michel Bosquet, publicado en Le Nouvel Observateur, de París, a fines 

de julio de 1968, y confirmado luego por noticias de Le Monde, también de París.

El caso Clayson es el ejemplo típico de los riesgos que para un país en apariencia independiente representa la ingerencia norteamericana en una de sus industrias. El ejemplo es tan perfecto que resulta casi desconocido. Y con razón: la revista belga Le Point, cuyo número de julio debía incluir un artículo sobre el caso Clayson, no pudo ser impresa. Los hechos son los siguientes.
 La sociedad anónima Clayson, fundada a comienzos de siglo por el belga Claeys, emplea a 2,700 obreros en su fábrica de Zedelgem, cerca de Brujas. Sus cosechadoras-trilladoras polivalentes, capaces de recoger indistintamente trigo, maíz, arroz, soya, sorgo y girasol, no tienen equivalente en todo el mundo. Se las exporta a 62 países, especialmente a Francia que es el principal cliente europeo de la sociedad belga.
Así, cuando el gobierno de Cuba consultó a técnicos franceses, agrónomos e ingenieros de puentes y caminos, miembros de las misiones Berliet (camiones), Richard- Continental y Richier (tractores pesados y bulldozers), que se encontraban en Cuba, sobre el tipo de cosechadora más adecuado para la agricultura cubana, los franceses aconsejaron las máquinas Clayson.

El acuerdo quedó rápidamente concluido: Cuba hizo a la Clayson un pedido por valor de más de 125 millones de francos belgas, pagaderos a razón de un 10% al formalizar el pedido, 20% contra entrega, y 70% posteriormente. El gobierno belga se congratulaba de la conclusión del negocio, el cual no suscitó ninguna objeción por parte del consejo administrativo de la firma, que desde 1964 comprende a tres norteamericanos, representantes de la Sperry Rand Corporation, sobre un total de cinco miembros.
Este trust norteamericano que fabrica computadoras (Univac), máquinas de oficina (Remington), material agrícola (New Holland), y sobre todo, equipos para la aviación y la marina de guerra de los Estados Unidos, había comprado el 8 de mayo de 1964 la mayoría de las acciones de la Clayson (65%). La importancia de los suministros militares en las ganancias de la Sperry Rand la volvía particularmente vulnerable a cualquier presión del gobierno norteamericano. Y las presiones no tardaron en manifestarse: el Departamento de Estado vetó el negocio de que hablamos. 

Como la Clayson es jurídicamente una sociedad belga, el gobierno de este país  protestó vigorosamente contra la ingerencia del gobierno de los Estados Unidos.  El contrato con Cuba se convirtió en una cuestión de Estado. Los belgas hacían notar que la Clayson no figuraba en la lista de los proveedores a lo que pueden comprar los países subdesarrollados con créditos del Banco Internacional. Este último, en efecto, sólo financia la compra de productos y de material norteamericanos. Sin embargo, para el Departamento de Estado la Clayson es una empresa norteamericana.

Los belgas perdían la partida en todos los terrenos, sin alcanzar a ver en qué sentido la mecanización de la agricultura cubana podía poner en peligro la seguridad de Estados Unidos.
Inflexible, el gobierno norteamericano, en la persona de Mr. Katzenbach, consejero del presidente Johnson, mantuvo su veto. Los belgas se vieron incluso amenazados con la supresión de las inversiones norteamericanas en el país en caso de que siguieran oponiéndose.

Tal es el asunto que evocaba uno de los artículos de Le Point, ya enteramente compuesto y a punto de ser impreso. Desgraciadamente, la Clayson es uno de los clientes más importantes de la imprenta, cuyo propietario se atemorizó. Parece, además, según lo ha dicho el director de Le Point en una carta a los suscriptores, que ese temor nació de una llamada telefónica de la firma Clayson, según la cual sería conveniente que no se volviera a hablar del asunto de las cosechadoras…"
Usted verá, ahora, si el mal de muchos lo consuela de algo en su modesto país centro o sudamericano, tan poquita cosa al lado del floreciente reino de Balduino y de Fabiola. 


Julio Cortázar, Último round (Tomo I), Siglo XXI, Madrid, 2009 (1969), pp. 56-58.


viernes, 25 de noviembre de 2011

The Canary Murder Case II

Es terrible, mi tía me invita a su cumpleaños, yo le compro un canario de regalo, llego y no hay nadie, mi almanaque es defectuoso, al volver el canario canta a chorros en el tranvía, los pasajeros entran en amok, le saco boleto al animal para que lo respeten, al bajarme le doy con la jaula en la cabeza a una señora que se vuelve toda dientes, llego a casa bañado en alpiste, mi mujer se ha ido con un escribano, caigo rígido en el zaguán y aplasto al canario, los vecinos claman por la ambulancia y se lo llevan en una tablita, me quedo toda la noche tirado en el zaguán comiéndome el alpiste y oyendo el teléfono en la sala, debe ser mi tía que llama y llama para que no vaya a olvidarme de su cumpleaños, ella siempre cuenta con mi regalo, pobre tía. 

http://www.beatrizcosto.com/#1495454/The-Canary-Murder-Case-II


Julio Cortázar, Último round (Tomo II), Siglo XXI, Madrid, 2009 (1969), pp. 252.

jueves, 24 de noviembre de 2011

EXAGERAR YA ES UN  COMIENZO DE INVENCIÓN
(Inscripción de la Facultad de Letras de París, mayo 1968)

Como esto durará tan sólo un día,
como esto durará tan sólo un tiempo o dos, 
como esto o lo demás se acaba, le guste o no al Estado
o al Individuo (ese pequeño Estado) esto se acaba porque 
ya está naciendo el tiempo abierto el tiempo esponja

(Ya está naciendo: hipótesis de trabajo.
Sí, está naciendo con la Revolución Pero
ésta no ha cesado todavía de nacer; para
ayudarla  a existir e inaugurar lo abierto,
la edad porosa, estas noticias y todo mayo 
del 68, la juventud contra la gran Polilla)
y así como esto durará tan sólo un día o dos
para ceder su sitio a nuevos juegos
STOP THE PRESS: La Gioconda expiró anoche
a las 20.25, víctima de una indigestión de con-
templaciones prefabricadas. Se prevé una baja
en las acciones de American Express, cook y 
Exprinter). 
por eso y otras cosas
si una vez más aquí hay palabras
tinta papel el Libro sacrosanto
(Número de catálogo en la Biblioteca del Con-
greso... Queda hecho el despósito que marca la
ley... Se imprimieron XXX ejemplares en papel
japón...)
es por falta de medios
para escribir entre las nubes
para gritar entre los vientos
oh trigo dispersándose, agua de lluvia en una cara de mujer,
televisión de signos como panes y peces
medios audiovisuales para el amor del hombre. 

Julio Cortázar, Último round (Tomo I), Siglo XXI, Madrid, 2009 (1969), pp. 89-90.



miércoles, 23 de noviembre de 2011

Pida la palabra, pero tenga cuidado



Cuando el catedrático doctor Lastra tomó la palabra, ésta le zampó un mordisco de los que te dejan la mano hecha moco. Al igual que más de cuatro, el doctor Lastra no sabía que para tomar la palabra hay que estar bien seguro de sujetarla por la piel del pescuezo si, por ejemplo, se trata de la palabra ola, pero que a queja hay que tomarla por las patas, mientras que asa exige pasar delicadamente los dedos por debajo como cuando se blande una tostada antes de untarle la manteca con vivaz ajetreo. 


¿Qué diremos de ajetreo? Que se requieren las dos manos, una por arriba y otra por abajo, como quien sostiene a un bebé de pocos días, a fin de evitar las vehementes sacudidas a que ambos son proclives. ¿Y proclive, ya que estamos? Se la agarra por arriba como a un rabanito, pero con todos los dedos porque es pesadísima. ¿Y pesadísima? 

De abajo, como quien empuña una matraca. ¿Y matraca? Por arriba, como una balanza de feria. Yo creo que ahora usted puede seguir adelante, doctor Lastra. 



Julio Cortázar, Último round (Tomo II), Siglo XXI, Madrid, 2009 (1969), p.150.